La renuncia es un acto unilateral y voluntario mediante el cual un empleado nos dice adiós. Siempre ha sido asunto frecuente en la gestión de recursos humanos, pero el número de casos ha crecido notablemente ahora que vivimos el fenómeno conocido como la “Gran Renuncia” (movimiento masivo de empleados que abandonan su chamba en busca de mejores condiciones laborales y personales).
Por ley, los empleados pueden presentar su renuncia en cualquier momento, por cualquier causa y sin que sea necesaria nuestra aprobación. Solo tienen que informarnos por escrito treinta días antes de la fecha prevista para abandonar la chamba.
Una vez que recibimos la carta de renuncia tenemos que determinar si es irrevocable o existen probabilidades de que el trabajador desista de sus intenciones y eche todo para atrás.
Si el caso es el segundo, tendremos que evaluar la importancia del empleador para la empresa, la necesidad de conservarlo y la posibilidad de ofrecerle mejores condiciones laborales para que no se vaya.
Como lo mencionamos hace un momento, la ley obliga al trabajador a comunicar su renuncia 30 días antes de irse. Y como empleadores, tenemos la potestad de exonerarlo de ese plazo, bien sea por iniciativa propia o a solicitud de él mismo.
Antes de concederla, tenemos que evaluar muy bien las repercusiones operativas que puede tener. Si son muy dañinas, simplemente tenemos que negarla por escrito antes del tercer día después de recibir la solicitud. Si guardamos silencio simplemente estamos aceptando la pretensión de exoneración.
Al margen del tipo de renuncia y si concedemos o no la exoneración, siempre es bueno hablar un poco con el trabajador, principalmente para conocer con mayor profundidad su posición frente al employer branding de la empresa y las razones que lo llevan a retirarse.
Este proceso, comúnmente conocido como entrevista de salida, nos permite aprender de la experiencia de los empleados y nos ayuda a identificar problemas internos.
Por ejemplo, un estudio desarrollado por Bumeran y Hiring Room evidencio que el 60% de los empleados latinoamericanos desea renunciar por una mala relación con su jefe.
¿Por qué sucede esto con tanta frecuencia?, ¿será que hay una mala gestión del liderazgo en gran parte de las empresas de la región?, ¿el clima laboral no es el mejor? Preguntas por el estilo son las que puedes responder cuando los trabajadores pasan por la entrevista de salida.
Una vez aceptamos la renuncia, el trabajador requiere con cierta urgencia varias cosas:
Es importante empezar a organizar todo esto en el término de la distancia, para no vulnerar los derechos del trabajador y cerrar la relación laboral en los mejores términos.
Una vez conocemos la intención de renuncia del trabajador debemos empezar a buscar su reemplazo o a reorganizar los procesos, para que el impacto en las operaciones sea mínimo.
Todo el proceso de offboarding y reclutamiento y contratación del nuevo trabajador es mucho más sencillo con un Sistema de Recursos Humanos como Defontana. Con esta herramienta, podemos gestionar de manera eficiente y ordenada toda la información del trabajador saliente, lo que facilita la realización de la liquidación y la expedición de los documentos correspondientes.
Además, el software nos permite almacenar y acceder fácilmente a los historiales laborales, contratos, y otros documentos importantes, asegurando que todos los pasos se realicen conforme a las normativas legales y de la empresa.