Lo que alguna vez llamamos la
supercarretera de la información, Internet está cumpliendo 30 años,
convirtiéndose en una de las creaciones más revolucionarias de todos los
tiempos. En estas tres décadas, la World Wide Web ha transformado drásticamente
la forma de comunicarse, trabajar, entretenerse, relacionarse, incluso, ha
derribado modelos de negocios y levantado otros.
Es incuestionable el tremendo aporte que la
WWW ha hecho al crecimiento y desarrollo no solo de empresas, sino de
sociedades enteras. Varios casos de países alicaídos económicamente que
tuvieron en su momento la visión de ver las diversas posibilidades que entregan
las tecnologías de la información, TI, pudieron comenzar a superarse gracias al
buen uso y aplicación de las TI y de un acceso expedito y extendido de
Internet.
Asimismo, la arremetida de la WWW marcó la
diferencia entre el éxito y el fracaso de muchas compañías, varias de ellas
emblemas que no pudieron sintonizarse con el cambio.
La red de redes ha propiciado la innovación
y el emprendimiento; el teletrabajo; el e-commerce; la telemedicina; la
educación en línea; la internet de las cosas; la telefonía IP; el software como
servicio, entre muchas otras innovaciones, posibilidades y avances, hace 30
años solo imaginados. Todo lo cual ha permitido un avance extraordinario y
transversal.
Sin duda también hay un lado B, el que no
quisiéramos que existiese, pero lamentablemente está. Ese del cybercrimen,
cyberbullyng, de la deep web, de los piratas informáticos. No obstante, ese
también es otro desafío que Internet nos pone de frente. Como personas, como
ciudadanos, como país debemos informarnos, capacitarnos y propiciar un entorno
que combata esas malas prácticas y delitos.
Generar una ley que regule, tanto lo
positivo como lo negativo que implica el
uso de Internet en lo cotidiano, tanto en lo público como en lo privado, es un
pendiente no menor. Evidentemente existen avances al respecto, pero aún hay más
reacción que proacción. Lo mismo sucede con la capacitación en el buen uso de
la red. Ese debiera ser un ramo más en el colegio, en la universidad y en los
lugares de trabajo. El avance es tan rápido que la capacitación debe ser
permanente, a todo nivel.
Otro pendiente es el acceso expedito a una
Internet de calidad. Aún existen lugares remotos a los que una buena conexión
les permitiría avanzar en muchas áreas, algunas, incluso básicas. La cobertura
de WiFi gratis en diversos puntos estratégicos de la ciudad también debiera
aumentar. Todavía hay Pymes que ni siquiera tienen página web.
Hace 30 años, solo unos pocos iluminados
previeron el devenir de Internet; hoy, que conocemos de lo que es capaz,
tenemos la oportunidad y el desafío de aprovechar sus potencialidades, así como
sus fortalezas y debilidades, para el avance y crecimiento de nuestro país, en
todo ámbito. Es posible, hemos sido testigos de que se puede. Pensemos en dónde
queremos estar en 30 años más y de qué manera la WWW puede ser la carretera que
nos lleve a ese punto.
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