Al considerar las finanzas de nuestro negocio, hay ocasiones en que el flujo de caja y las ganancias son tratados de forma indistinta, pero no son lo mismo. El primero está asociado a la operatividad, mientras que el otro se relaciona con los resultados y el crecimiento de la compañía. Para llevar una contabilidad organizada y optimizar la toma de decisiones, vale la pena conocer cómo se diferencian ambos conceptos.
¿Qué es flujo de caja?
Se trata de un informe financiero en el que se reflejan los ingresos y egresos durante un período determinado. En definitiva, indica la capacidad de la empresa para generar el dinero en efectivo necesario para mantener sus operaciones y cubrir obligaciones monetarias.
En ese sentido, el flujo de caja permite visualizar la liquidez y sirve para anticipar problemas financieros, validar el desempeño comercial de la empresa, verificar las probabilidades de lograr objetivos financieros, determinar el cumplimiento de presupuestos, distribuir el capital y optimizar la toma de decisiones en general.
¿Qué es la ganancia?
Se trata del excedente (utilidad) que nos queda luego de deducir de los ingresos los gastos de la empresa. Básicamente, podemos clasificarla en tres categorías:
- Ganancia bruta: ingresos de ventas e inversiones menos los costos que conlleva operar la empresa.
- Ganancia neta: ingresos totales menos gastos, es decir, costos operativos, administrativos, impuestos, etc. Entender qué son las ganancias netas es indispensable para conocer la real rentabilidad del negocio.
- Ganancia operativa: solo incluyen los ingresos percibidos directamente de la línea principal del negocio, sin incluir los ingresos asociados a inversiones externas.
Al describir qué son las ganancias netas, las ganancias brutas y las ganancias operativas, podemos apreciar que se trata de un indicador estrechamente relacionado con los resultados del negocio.
¿Cuál es la diferencia entre flujo de caja y ganancias?
En líneas generales, el flujo de caja refleja el movimiento del dinero de la empresa, mientras que las ganancias, independientemente de su tipo, nos muestran los beneficios o rentabilidad de la actividad comercial.
El factor tiempo entre movimientos de dinero y transacciones comerciales también es determinante a la hora de hablar de las diferencias entre estos dos indicadores. No podemos considerar como ganancia el flujo de efectivo a menos que el ingreso ocurra en el mismo momento de una transacción.
En la práctica, podemos tener ganancias netas positivas y un flujo de efectivo negativo al mismo tiempo, especialmente en las ventas a crédito. Por ejemplo, vendemos en $2.000 una mercancía cuyos gastos de producción fueron de 1.500 pesos ($500 de utilidad), pero esa entrada solo será efectiva dentro de 60 días.
Teniendo claro qué es flujo de caja y las diferencias que guarda frente las ganancias, podemos decir que el seguimiento de los dos indicadores resulta indispensable para la salud del negocio.
Sin utilidades, resultará difícil lograr impulsar el crecimiento del negocio, mientras que un flujo de caja negativo es sinónimo de falta de liquidez, una de causas de fracaso más frecuentes. Por eso, es indispensable gestionar ambos indicadores de manera detallada, algo para lo que es necesario apoyarnos en herramientas que reflejen -de manera ordenada, clara y actualizada- la situación financiera del negocio.
Así, podremos tomar decisiones acertadas para sustentar estrategias de crecimiento, anticipar eventuales escenarios complejos y garantizar la continuidad operativa de la empresa, sin importar su rubro o tamaño.
